lunes, 13 de diciembre de 2021

 

PARA EL AGUACATE , EL AGUA ES SU ESENCIA.

Juan Camilo Ruiz Pérez

Juancamilorp@gmail.com



Quebrada "La Presidenta", El Poblado. Medellín, COLOMBIA 

Casi que con una dosis de humor, pudiera argumentarse con fundamento en filosofía y en especial, en la ontología misma, que no habría razón más contundente para contraponer a quienes le endilgan al aguacate y su cultivo, el maleficio de su antagonismo con el agua, contra quienes le atribuyen a su presencia en la tierra, una relación destructiva, aniquiladora, devastadora en todas sus formas, que afirmar que el aguacate es por esencia, agua.

Mal pudiera convertirse en su factor destructor, porque acabándola, se destruiría así mismo, desaparecería, cosa que no ha sucedido en una relación simbiótica de miles de millones de años, teniendo en cuenta que el aguacate es una de las primeras plantas superiores aparecidas sobre la tierra.

Puede afirmarse que el aguacate es inherente al agua desde el día mismo de la semana infinita de la creación, en el que se separaron las aguas superiores de las inferiores, hasta el punto que pareciera que era tanto el afán por estar sobre la tierra, que no pudo contar con algunos atributos de otras plantas superiores, que no pudieron desarrollarse en ella, como el hecho de carecer de pelos absorbente, lo que lo condenó a estar bajo amenaza eterna de la asfixia radicular.

El aguacate es por su esencia: agua. Aproximadamente el 75% del total de su contenido, es agua.

La polémica está en identificar si ¿es el ejemplar botánico el enemigo del agua?, o, es su cultivo y proceso cultural, las malas prácticas agrícolas las  causantes del antagonismo?.

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Se anuncia la lluvia. (Juan Camilo Ruiz Pérez)

Además de las innovaciones que se establecen e implementan para el control de la pérdida o derroche del agua, por parte de los cultivadores de aguacate, existen razones de tipo científico para demostrar que no es el aguacate el gran drenador ni el agente causante de procesos de desertificación que se le endilgan.

Es cierto que el aguacate tiene un metabolismo diseñado para producir frutos con grasas y proteínas, lo que conlleva una alta extracción de nutrientes y agua, con valores calculados de 750 kg de agua por tonelada de fruto.

Es cierto también que el dosel (la copa – las ramas y frutos ) del aguacate por su arquitectura tiene una mayor exposición al sol, que conlleva a que la demanda por el agua sea mayor, dado los valores de evapotranspiración potencial.

También es cierto que el aguacate posee un sistema de raíces superficial con más del 90% de ellas en los primeros 70 cm de profundidad del suelo que causan una mayor demanda de agua.

No puede negarse que la contaminación de agua puede darse en el cultivo del aguacate, debido a un mal uso de la misma, principalmente con agroquímicos.

La salida de agua de la zona, también conocida como agua virtual, puede ser calculada hasta en 750 kg por tonelada de fruto en aguacate. Este concepto es un indicador físico que contabiliza los requerimientos en agua, de un producto agrícola o pecuario.

 

Son explicables las razones referidas, para dichas apreciaciones, sin embargo, deben conocerse varios hechos que llevan a desvirtuar las mismas y a entender que el mal no está en el aguacate sino en el manejo que se le da al cultivo del mismo.

Una de las condiciones esenciales, fundamentales, indispensables para cultivar el aguacate y evitar una posterior catástrofe económica, es que su cultivo se haga en suelos bien estructurados y estables, permeables, de textura franca, a veces con rocas basálticas fragmentadas que permiten el paso del agua a capas profundas, que el agua penetre, filtre y escurra fácil y de manera fluida, con alto contenido de materia orgánica, ligeramente inclinado para que se facilite el tránsito del agua.




Arco Iris. Entrerríos Ant. COLOMBIA.

Una axioma  en este campo: el aguacate requiere del agua, la necesita, la usa, pero no la retiene.

Lo que sobra, va hacia los acuíferos, que son reservorios de agua, no muy profundos, que van liberando la misma de manera lenta y paulatina, permitiendo que el suelo conserve su humedad natural.  

Otra condición que reúne la inmensa mayoría de las zonas o áreas con aptitud para producir aguacate, es que son de precipitaciones abundantes, con más de 1.000 mm anuales. Esta condición hace que el cultivo del aguacate no requiera de los acuíferos, los cuales con recargas de la magnitud dicha, hace que estos sean muy estables y abundantes, debido a la alta permeabilidad del suelo.

Un atributo más del cual goza el árbol de aguacate es que las hojas son coriáceas, duras y flexibles, esto evita que se presente una evapotranspiración excesiva; están, además, recubiertas con una cutícula cerosa, que limita la pérdida de agua. Una buena observación después de la lluvia deja ver que las hojas del aguacate no retienen las gotas, y sus ramas permiten que haya una total fluidez.

Se puede agregar otra cualidad más en la relación del aguacate con el agua. Cuando es mucho el calor, la hoja del aguacate cierra sus estomas, que son unas válvulas u orificios reguladores del flujo del agua, presentes por miles, en las partes aéreas de las plantas, especialmente en sus hojas.

Como conclusión, vale retomarlo dicho antes. No hay fundamento de confrontación entre el agua y el aguacate. Por su misma esencia, puede afirmarse entonces que el agua y el aguacate son uno. 

Medellín, COLOMBIA, Diciembre 13/21  

martes, 30 de noviembre de 2021

 LOS  LITROS  DE  AGUA MAS  SALUDABLES   Y NUTRITIVOS DEL  PLANETA.


Juan Camilo Ruiz Pérez

juancamilorp@gmail.com



 


El artículo publicado hace un mes (noviembre 1º.) por Clare Finney, la redactora de cocina y gastronomía del periódico londinense “The Guardian”, intitulado: “Fin del aguacate: porqué los chefs están abandonando la fruta insostenible.”, sigue generando opinión. Es por ello que como estudioso del tema del aguacate y como productor, además de pretender difundir algunos resultados de investigaciones con el fin de educar – y tranquilizar – a los consumidores, me he detenido en un análisis detallado del mismo, porque el tema es muy importante – diría que demasiado - para la economía agrícola colombiana tanto en el presente como en el futuro, y lo es también para otros países latinoamericanos.

Así que algunas apreciaciones como esta y otras anteriores que contrastan o controvierten algunas expresadas en la publicación y en las fuentes de su texto, pueden leerse en (http://aguacatiando.blogspot.com) escritos con el propósito de defender y asegurar el buen nombre del bendito aguacate, en especial del Hass, que es el más comercializado a nivel mundial,  - pues baste saber que de 100 aguacates que se consumen como producto del comercio mundial, 95 de ellos son Hass, - y ofrecer una humilde contribución a que ” los aguacates realmente resistan su reputación.” 

El artículo de Clare Finney, entre otras, tiene esta afirmación: “ Por otro lado…para una fruta requieren hasta 320 litros de agua  cada uno para crecer….”

Nada hay tan heterogéneo en el aguacate como las condiciones para su producción, por lo tanto la generalización sobre cualquiera de sus aspectos es lo menos que puede hacerse y permitirse. No debe olvidarse que en América hay zonas de cultivo desde el Norte de la Argentina hasta California. En esa geografía multidiversa, que va desde el nivel del mar hasta los 2.600 msnm, desde las arenas del desierto en Chile y Perú, hasta el vecindario con los bosques de roble y niebla, en lo alto de los Andes, hay cientos de microzonas que le otorgan particularidades, que aún los dedicados de tiempo completo a su estudio, no han terminado de descubrir.



Afirmar que cada fruto de aguacate requiere hasta 320 litros de agua para crecer, es equivalente a decir que un kilo, que generalmente está compuesto de cinco unidades, con un peso promedio de 200 g. cada uno, demanda 1.600 litros, es bastante impreciso y pudiera agregarse, que tendencioso, porque pretende calificarse con un cuantitativo exagerado, y en este caso, con un sentido negativo.

Pueden citarse cifras de algunas frutas y otros alimentos, que superan al aguacate. Del banano, los datos señalan que un kilo, demanda 790 litros de agua, el de manzana, 822; un litro de leche, 1.020, el de los granos, 1.644, y el de arroz 4.297. Por otra parte, producir un kilo de pollo requiere de 4.325, el del cerdo, 5.968. Un kilo de carne de res,15.415, y para no hacer larga la lista, terminar con el dato de la demanda del agua, el cultivo del chocolate demanda:  17.198 litros.

Lo que sí es un hecho, es que sea la cantidad que se emplee, puede asegurarse que la totalidad de las organizaciones que agrupan a los productores de cada región, tienen como su objetivo central introducir y desarrollar las técnicas más eficientes para que el consumo de agua sea el más adecuado posible, porque el argumento del excesivo consumo del agua, es la crítica más fuerte contra la demanda y el consumo del aguacate.

De hecho, hay certificaciones que prueban que el consumo de agua en la producción de aguacate se ha reducido en una tercera parte, comparado con el de la década pasada, gracias a las innovaciones en irrigación y en el control en el crecimiento y mantenimiento de las pantas. En cifras esto equivale a haber pasado de 1.000 litros por kilo, a menos de 600 litros, lo que ningún otro alimento ha conseguido.

Cien gramos de aguacate contienen: 12 mg. de calcio, 485 mg. de potasio, 29 mg. de magnesio, 52 mg. de fósforo, y vitaminas: A, C, E, K, B1, B2, B3, B4, B5 y B6.

En conclusión y dígase lo que se quiera decir, ningún otro alimento ofrece el mismo valor nutricional por litro de agua usado en cosechas o en cultivos, que el del aguacate.

Medellín, Colombia, Noviembre 30 de 2021.





jueves, 18 de noviembre de 2021

 

¿SI  EL BLOQUEO SE PRETENDE HACER POR LA HUELLA DE CARBONO, 

QUE MUERAN SANSON Y TODOS LOS  FILISTEOS ?




Juan Camilo Ruiz Pérez.

juancamilorp@gmal.com

Una vez más, frente al artículo de Clare Finney, la redactora de cocina y gastronomía del periódico londinense “The Guardian”, con su interesante artículo (noviembre 1º) intitulado: “Fin del aguacate: porqué los chefs están abandonando la fruta insostenible.”, porque el mismo se ha convertido en piedra angular de una controversia sobre el aguacate, ya que ha sido, o bien reproducido por un gran número de periódicos y revistas de gastronomía y culinaria, en el mundo, o ha suscitado una infinidad de comentarios, debates, críticas y alabanzas a su contenido en congresos, simposios, seminarios y mesas de cafetería en los miles de pueblos cercanos y lejanos donde se produce.

Debo reconocer la trascendencia de tan importante publicación. Igualmente alegrarme para aprovechar la oportunidad de ofrecer algunas apreciaciones que contrastan o controvierten algunas expresadas en la publicación y en las fuentes de su texto, dejando de lado algunas que ya he hecho con anterioridad por el mismo motivo, (http://aguacatiando.blogspot.com) con el propósito de defender y asegurar el buen nombre del bendito aguacate, en especial del Hass, que es el más comercializado a nivel mundial,  - pues baste saber que de 100 aguacates que se consumen como producto del comercio mundial, 95 de ellos son Hass, - y ofrecer una humilde contribución a que ” los aguacates realmente resistan su reputación.” 

Que los aguacate “ tienen una enorme huella de carbono para una fruta, requieren hasta 320 litros de agua cada uno para crecer y…”

Desde hace mucho tiempo aprendí que algunas expresiones como “enorme” y otras por el estilo, no son cifras, son solo adjetivos y en este caso es un superlativo que lleva a una comparación, pero no se dice contra qué.

Lo deseable es que no hubiese huella de carbono, pero desafortunadamente hasta en la intimidad del hogar se presenta (lavar la ropa, cocinar los alimentos, encender la T.V. usar el ordenador o computador, prender la iluminación, etc.) y pretender que no exista es una ilusión. ¿Porqué se mide la huella de carbón, o mejor, cómo? Por el transporte y por su viaje de América a Europa?. Según esto, dado que el mayor volumen de comercialización mundial de aguacate se da entre México y Estados Unidos - mayor productor y mayor importador – con un volumen que supera el millón trescientas mil toneladas anuales, puede afirmarse que el origen y destino entre los principales frutales, es posiblemente el de menor huella de carbono de casi todos ellos. Solo basta cruzar los pasos fronterizos entre los dos países, para llegar al mundo de los consumidores de aguacate más grande del mundo, porque para México, el mercado “está al otro lado del alambrado”.   



Para un mejor entendimiento, es bueno repasar estas cifras: en el orden de comercialización de frutas en el mercado mundial, el aguacate ocupa el 7º lugar en frutas comercializadas. Antes que él, están el banano, con 21.4 millones de toneladas, le siguen las manzanas con 7.6 millones, la naranja, con 6.1 millones, la uva, con 4.1 millones, la piña, con 3 millones, la pera, con 2.7 millones y después del aguacate – con 2.5 millones - está el mango, con 2.3 millones. *

Si se pretende bloquear, excluir, boicotear al aguacate por su huella de carbono, habría que hacer lo mismo con cada uno de los productos que acabo de anotar. Y después de esta prolija enumeración valdría entonces preguntarnos: ¿ Y si los boicoteamos, entonces que frutas comemos? 

Debemos conocer el origen y destino de los 21.4 millones de toneladas de banano: Colombia, Costa Rica,  Honduras, Guayana, Sudeste asiático, etc., etc. y así de todos y cada uno ellos, para analizar mejor la aseveración desfavorable para el aguacate, de su "huella de carbón".

¿No es entonces, un tanto maniquea, la apreciación contra el aguacate?

*Debo agradecer estos datos y otros más, a mi amigo Michael Horney, quien desde el Perú, me los ha suministrado, luego de su participación como conferencista, en el Congreso Latinoamericano del aguacate, celebrado hace una semana en Antigua, Guatemala.

Medellín Colombia, noviembre 18 de 2021

domingo, 7 de noviembre de 2021

 

POR QUÉ NUESTRO AMOR POR LOS AGUCATES “ SÍ “ ES SOSTENIBLE.

Juan Camilo Ruiz Pérez.

juancamilorp@gmal.com

Espero que hubiese sido mera coincidencia.

Vuelvo sobre el artículo de Clare Finney, redactora de cocina y gastronomía del periódico londinense “The Guardian”, de noviembre 1º. quien escribió: “Fin del aguacate: porqué los chefs están abandonando la fruta insostenible.” Lógicamente sobre el aguacate. Espero, digo, que hubiera sido solo coincidencia, dado que al día siguiente se iniciaba la cumbre de Glasgow  -COP 29 -, sobre el cambio climático, dado el adjetivo “insostenible” del titular de su escrito, y el cultivo del aguacate hubiese podido ser una “gran presa”, en esa oportunidad para darle la razón a quienes - dado su vertiginoso crecimiento en el mercado, el gran aprecio y acogida de que goza y los problemas sociales, económicos, políticos y ambientales que se le endilgan – arremeten contra ese artículo alimenticio.

Una de las fuentes de consulta para la periodista es un artículo aparecido en la publicación “Agricultura, Alimentación y Cultura” del 31 de enero de 2020, escrito por Honor May Eldridge: “Por qué nuestro amor por los aguacates no es sostenible.” Debo reconocer que Honor May escribió un excelente artículo y lo documentó bastante bien, pero no del todo, porque la totalidad de los datos de su artículo son basados en hechos y datos mexicanos, y con bastante énfasis en la realidad del Estado de Michoacán. Y lo hizo bien, dado el tamaño y la importancia de México como el primer país productor de aguacate del mudo, condición y ventaja que seguirá sustentando por varios años más, pero dejando de lado las particularidades del cultivo en otras áreas y países donde se cultiva y comercializa.

Foto: cultivo de aguacate Hass. Entrerríos, Ant. Colombia. 


Mucho va de cómo se cultiva el aguacate en México y particularmente en varios de sus municipios y estados, con la específico de sus circunstancias y particularidades del medio, y otra como se cultiva en Perú, en Chile, en Ecuador, en España y en Colombia, desde donde escribo. Por ello, su conclusión de la “no” sostenibilidad futura del aguacate, es excluyente y no es lo suficientemente concluyente.

Un hecho en el que vine a reflexionar después de muchos años de vida profesional y vine a entender después de observar hechos cotidianos, de acompañar movimientos sociales, de enfrentar conflictos y procurar soluciones, es que los recursos naturales son históricos, es decir, tienen un "aquí" y un "ahora". Esto quiere decir que si bien los recursos naturales han estado siempre en un lugar y en un tiempo, hay un momento particular y específico en el cual estos recursos naturales asumen sus condiciones de historicidad, de temporalidad, de localidad, de sostenibilidad, entran en ellos las sociedades, con sus demandas, necesidades, controversias,  apropiaciones y usos. 

En Colombia, la expresión “Eldorado” hace referencia a un lugar mítico que se suponía tenía grandes reservas de oro y que estaría ubicado en alguna parte de su territorio. Fue buscado por los exploradores españoles, alemanes  e ingleses con gran empeño.

Casualmente coincidía ese territorio, en  alguna medida, con algunos, que según los etnobotánicos que han abordado el tema, fueron la cuna del aguacate.

¿O sería que el aguacate era “Eldorado”?

Hoy, la expresión “Eldorado” hace referencia a una situación maravillosa, extraordinaria, abrumadoramente abundante, excepcionalmente rica, por fuera de lo común. Para esta ocasión la aplicaremos al caso del aguacate o la palta, en Colombia.

Hace solo menos de veinte años empezamos a industrializar su cultivo, y solamente diez, a incursionar en el mercado internacional.

No obstante, este producto ha estado inmerso en nuestra cultura desde tiempos inmemoriales. Su presencia es tan connatural para cada colombiano como lo es el sol o el aire, la lluvia o el viento.

En todas nuestras casas campesinas y en muchos de los hogares de nuestras ciudades con un palmo de tierra más allá del necesario para criar los hijos, convive con nosotros.

Colombia no es “ninguna aparecida” en el mundo del aguacate.

Foto:  brotes nuevos en árbol de aguacate. Juan Camilo Ruiz P.

Medellín, Colombia. Noviembre 7 de 2021 


sábado, 6 de noviembre de 2021

                                           EL APOCALIPSIS DEL AGUACATE ?

                                                                           Juan Camilo Ruiz Pérez 

                                                                             juancamilorp@gmail.com




El pasado 1º. de noviembre, el periódico londinense “The Guardian”, público, en su edición internacional, un informe de su reportera de gastronomía y cocina Clare Finney  titulado: “Fin del aguacate: por qué los chefs están abandonando la fruta insostenible.”. Y de repente pareció que hubiera llegado “el día del juicio final” para el agucate, que se escuchaba el ángel con su  trompeta escatológica, que los jinetes cabalgaban arrasando miles de hectáreas de cultivos de la laurácea. Varios medios internacionales acogieron el anuncio y muchos integrantes de la cadena de valor, sobre todo los recién llegados – productores, comercializadores, empacadores, etc. – fueron abordados por el pánico.

Pero nada más lejano de la realidad. El aguacate está lejos de desaparecer.

¿Qué permite hacer, con tanta seguridad, esta afirmación?

Varias razones. La 1ª. La misma frase inicial del escrito, que es todo un reconocimiento a las virtudes del fruto: “…son deliciosamente cremosos, versátiles y gloriosamente instagrameables.” Con estos atributos, nadie desearía y se haría hasta lo imposible, lo que fuese necesario para evitar que el aguacate desapareciera, lo que seguramente se haría también con otros alimentos, comidas o bebidas exquisitos, como el caviar, o el mejor whisky o el vino más depurado, u otra cualquiera de las excelsas viandas que se consumen por los más esquistos paladares de los gourmets del mundo.

La 2ª. Para muchos es casi que ininteligible la expresión                             “instagrameable”. Que quiere decir? Es el hecho que el aguacate es una de las “estrellas” de la red Instagram. Está entre los primeros diez productos agrícolas, a nivel mundial, con mayor presencia en la red social, con más de diez millones de fotos en los diferentes “hashtags” de la palabra “avocado”.  Es entonces muy difícil que un producto de tal popularidad pueda entrar a la ruta del olvido o desaparecer de la noche a la mañana. 

Valga anotar que en nada es tan conservador y tradicionalista el ser humano como en el comer y en el vestir. Los antropólogos y etnólogos sostienen que un habito alimentario requiere de, mínimo, una generación para transformarlo o cambiarlo.

La 3ª. Su ritmo de crecimiento sostenido que presenta, no se va a detener así porque sí. Siendo una fruta tan apetecida, todavía no se incluye entre las de mayor consumo, no obstante que su tasa de crecimiento se va tornando casi incomparable. En el período interanual 2011 – 2012 tenía un incremento de 60.000 toneladas y paso a un incremento de180.000 toneladas para el período 2018-2019. Según algunos cálculos, esta fruta tiene unas perspectivas de crecimiento, a nivel mundial, del 6% hasta 2026, lo que da una idea del potencial de mercado que va a estar disponible.

La 4ª. Es la que ofrece la misma reportera citando a su fuente: "Thomasina Miers, cofundadora de la cadena de restaurantes mexicana Wahaca: "tienen una demanda tan global que se están volviendo inasequibles para las personas del lugar de las áreas en las que se cultivan". Esto equivale a decir que los productores tienen tanta demanda del producto en el merada internacional, que en ocasiones prefieren venderlo en ese mercado que venderlo en el mercado local, dado los mejores precios, que en muchas ocasiones, casi en la mayoría de veces, están determinados por la demanda existente y otras, por la diferencia cambiaria de la moneda local frente al dólar o al euro.

No obstante, la afirmación de la Señora Miers no es totalmente cierta. El caso chileno así lo demuestra. Los chilenos han aprendido a apreciar y valorar tanto la calidad del aguacate, que en gran parte del año los precios del mercado interno son más altos que en el comercio exterior. Sin embargo, pagan el valor del precio interno. Los productores y exportadores chilenos, por la obligación de cumplir con las cuotas el mercado internacional, en oportunidades pierden dinero, porque desearían que su producto fuera destinado al consumo en el mercado interno    

Y otra conclusión obvia, que ofrece lo dicho por la misma fuente de información. Por un buen número de años, la demanda por el aguacate, superará a la oferta. Durante varios años más, el déficit entre la oferta y a demanda se seguirá presentando. El aguacate seguirá siendo un manjar exquisito y altamente demandado.

Los productores seguiremos haciendo nuestro trabajo con calidad y sostenibilidad.

Medellín Colombia. Noviembre 10 de 2021.


viernes, 3 de septiembre de 2021


 

SAMUEL SALAZAR GARCIA

EL “SALOMÓN DE LOS AGUACATES”.

 

Juan Camilo Ruiz P.

juancamilorp@gmail.com

 

La vida me ha puesto, en unas ocasiones, en el ámbito académico, científico e investigativo y en otras, en el campo de la administración, de la producción, de la operatividad.  Ello me ha permitido ver que existe, casi siempre, un muro divisorio imaginario entre el uno y el otro que se hace casi infranqueable. La posibilidad para poderlo franquear es a través de artículos científicos, informes de laboratorio, libros extensos, seminarios, simposios o congresos. Pero encontrar, en una persona la unión de lo teórico y lo práctico como una forma de desarrollar la vida, el hecho que el conocimiento científico y el hacer, sean una solo cosa, en muy raras oportunidades las he visto en mi vida. Pero una de las personas con el nivel máximo entre el saber y el hacer, en predecir y demostrar, entre el conocer y ejecutar, la vida me dio la oportunidad de verlo en Samuel Salazar García.

Eso me llevó a través de conocerlo, tratarlo y gozar de su amistad, a acuñar una expresión para definirlo: “Samuel, es el Salomón de los aguacates”. Samuel hablaba con ellos y hacia ver simple y fácil su cultivo.  

Tuve la ocasión de conocerlo a mediados de la década de los 90´s cuando en Colombia, en Antioquia más concretamente, un grupo de ilusos y aventureros nos dedicábamos a dar los primeros pasos en el cultivo del aguacate, lo invitamos a hacer parte del primer seminario que se dictaba en el país sobre el tema. Lo escuchamos absortos. A partir de entonces se estableció una muy estrecha relación, que habría de ser duradera, hasta el último día de su vida, y que con el tiempo traería inmensos beneficios para los productores y comercializadores de aguacate de Colombia y permitiría desarrollar una verdadera revolución en el campo productivo, con un inimaginable impacto en los ámbitos científico, económico y social.

En adelante, no hubo congreso, simposio, seminario, en cualquier parte del país, en el cual Samuel no estuviera ofreciendo sus conocimientos. Cuando él exponía, los diversos auditorios y salas de presentación se llenaban a reventar.  

Los empresarios que querían acometer un robusto programa de producción lo tuvieron como su asesor casi que permanentemente, lo mismo que varias dependencias del gobierno central del país, que han promovido el cultivo, lo tuvieron como consultor.

Esas estrechas relaciones que estableció en Colombia le permitieron observar hechos nuevos para incrementar sus conocimientos sobre el comportamiento del aguacate, dadas las particularidades que registra el producto en el en el Trópico, llegando a conocer, con precisión de detalle, la edafología, climatología, fenología y demás condiciones agroecológicas de muchas regiones y municipios de la geografía aguacatera colombiana. Desde Alejandría en Antioquia, hasta Güatica, en Risaralda, pasando por los campos de Caldas, el Quindío y el Norte del Valle.  

Este impartir y divulgar conocimientos, de la misma manera que lo hacía en Colombia, lo hacía también en los distintos estados de su México del alma, en California, en Perú, en Chile, en Guatemala, en Costa Rica, en Ecuador, en España, Australia, Nueva Zelanda, etc. con nivel de detalle pese a las diferencias agrológicas de los diferentes países. Lo vi saludar por su nombre, a agricultores de diversos países con quienes establecía relaciones personales y estrechas, preguntándoles por sus huertos, lo mismo que a investigadores, por el desarrollo de sus experiencias y a comerciantes del producto, por los resultados de sus gestiones.

Presidía o integraba los comités académicos de los diversos congresos sobre el tema, tanto a niveles regional, nacional, latinoamericano y mundial, desde Jalisco, pasando por Pereira, hasta en los de Australia o Perú.

Es cierto que en Colombia se ha dado en un tiempo demasiado corto, un desarrollo vertiginoso en el campo del aguacate, pero para ello han tenido que presentarse y conjugarse situaciones muy específicas en el campo científico, económico y social, y en esos campos la presencia e influencia de Samuel, fue preponderante, aunque casi imperceptible y de bajo perfil, desconocida y casi que ignorada por muchos, especialmente por los recién llegados y por ello es necesario hacer estas remembranzas, para no olvidar a los pioneros.

Para el caso colombiano, desde el punto de vista científico, - que, quien quiera hacerse una idea de su inmensa obra, solo le basta ver en las redes sociales, los diversos índices de publicaciones sobre el tema - considero que su papel fue el de actuar como un promotor, un aproximador, un aglutinador, entre los investigadores de distintas partes del mundo, con la naciente comunidad científica del país. En los diversos aspectos, los neoinvestigadores le consultaban y el leía sus producciones, les recomendaba, les aportaba, como puede constatarse posteriormente en sus bibliográficas de los escritos correspondientes.

Con su apoyo fue posible interactuar con Mary Lu Arpaia, Carol Lovat y otros científicos de la Universidad de Riverside, en California, con Salvador Ochoa A, Daniel Tellis, José Luciano Morales, Alejandro F. Barrientos, Federico Hernández y otros más en México, con Francisco Gardeazabal, Raúl Ferreira, Francisco Mena, Mónica Facio, Ricardo Cautín, en Chile, para solo citar a algunos, ofreciendo excusas a aquellos a quienes que no menciono.  Sin un verdadero desarrollo científico, es imposible desarrollar una agricultura de calidad universal.

Gracias al aporte de los científicos e investigadores sobre el aguacate, de México, EE. UU. (California y Florida), Chile, España, Australia, entre otros, que compartieron sin restricciones y con todo el entusiasmo y generosidad sus conocimientos, Colombia recorrió en breve tiempo, los largos caminos que a ellos les llevaron años por andar.

Desde lo económico, es innegable que, por sus conocimientos y experiencia que fue adquiriendo con el tiempo sobre Colombia y sus condiciones, fue un gran promotor para la inversión económica. Sin duda fue muchas veces consultado, porque así me lo permitió saber, solicitándome el favor de enviarle alguna información o publicación que le sirviera de base, de apoyo y fundamento para elaborar informes, por importantes inversionistas y empresas productoras y comercializadoras de distintos países – México, EE. UU., Chile, Perú, entre otros - que procuraron su consejo y sus conceptos para descubrir a Colombia como tierra promisoria para el producto y para hacer con confianza sus inversiones en este campo. Sin ninguna duda, lo afirmativo de sus apreciaciones ofrecidas, permitieron la oportunidad para que las mismas se realizaran y hoy Colombia tenga el crecimiento preponderante que actualmente registra.

Desde el punto de vista social, sus conocimientos sobre el aguacate y sus condiciones de producción, sus conceptos agroecológicos y edafológicos ofrecieron certeza y seguridad sobre las aptitudes de una inmensa cantidad de hectáreas de tierra para el cultivo, permitiendo con ello que llegara la oportunidad, mediante la siembra y el desarrollo de actividades culturales del cultivo, el empleo y sustento de miles de familias, para legiones de hombres y mujeres en este campo agrícola.

No hay que olvidar que, por diversos factores de todos conocidos, muchas tierras en Colombia que estuvieron por muchos años abandonadas y sin ofrecer un verdadero beneficio y desarrollar una auténtica función socail, han encontrado, gracias al aguacate, una vocación y uso, que descubrieron con los aportes de esta revolución agrícola desarrollada por muchas personas y entidades, en los cuales Samuel, jugó papel de importancia.

Con Samuel y con otras personas y entidades, también muy meritorias por sus aportes, la producción del aguacate ha permitido que Colombia pase de una estrecha economía de sustento con características de Siglo XIX, a una agricultura de trascendencia internacional por sus volúmenes, la dimensión y globalización de su mercado, factores que la ubican con suficiencia en el mercado mundial, al igual que sus industrias: florales, del banano, el azúcar, la palma de aceite, etc.

Por lo aquí expuesto, Samuel Salazar García se ha convertido en un gran benefactor y promotor del desarrollo económico de Colombia.

Concluyo esta simple nota en su homenaje, recordando cuando me contaba de una aplicación electrónica elaborada en el INIFAP por medio de la cual, si se llevaba con rigor el registro de los programas de nutrición y fertilización requeridos por la fisiología de un cultivo de aguacate, los cultivadores mexicanos, de cada uno de los distintos estados, podían hacerle caso a lo que él decía cuando ponderaba el programa: “hoy, ya se pueden asomar por la venta y van a ver que sus árboles de aguacate ya están floreciendo.”

Samuel, simpe y llanamente, conversaba con los aguacates. Sabía con exactitud los días precisos y casi que la hora en la que iban a florecer, el índice óptimo de madurez y materia seca en la que estaban, para que la  pulpa no se adhiriera a la fruta por sobremaduracion, para que se diera una óptima fotosíntesis, una adecuada transferencia de azucares, y para que, en fin, se pudiera lograr una óptima palatividad que contribuyera a que el aguacate fuera cada día una autentica primicia en la mesa de cada una de los hogares del mundo.

Querido “Salomón”, querido Samuel, muchas gracias, paz en tu tumba. Que tengas un buen viento y buena mar.

 

Entrerríos, Antioquia. Colombia. Agosto 31 de 2021.